Tras el despuntar del primer día de la semana, los seres vivos se esconden y los caminantes se muestran en busca de un bocado. El lunes es el día especial de los muertos, los muertos que vuelven a la vida en The walking dead. Su duodécimo capitulo clear, es un episodio para domingueros, tras un viernes de fiesta con Home y un sábado de resaca en I ain´t a judas, llegamos al domingo de picnics y visitas al pueblo. Esta semana la trama hace un énfasis en su ritmo, rompiendo con la dualidad que había caracterizado esta segunda parte de la temporada, - la acción se ha estado repartiendo entre Woodbury y la prisión - para darnos un capitulo totalmente centrado en la excursión de Rick, Carl y Michonne al pueblo de donde partió la aventura. El regreso al pequeño pueblo de Georgia nos trae la vuelta de un personaje olvidado por el transcurso de la trama, Morgan.


La necesidad de buscar, entre otras cosas, armas para el enfrentamiento entre el grupo de Rick y Woodbury  nos ha dado este capitulo, que aunque intrascendente en lo que se refiere a la trama principal, soluciona en parte el problema de la falta de armamento y munición en la que se encontraban. La vuelta al pueblo de donde Rick era Sheriff tiene como objetivo el arsenal de la policía del que ya se surtió al comienzo de la serie.  Sin un atisbo de la prisión o de Woodbury - no habrá ninguna señal de ellos en todo el episodio- comienza la emisión con Rick, Carl y Michonne de camino al pueblo, un trayecto que va a volver a poner de manifiesto la desconfianza que hay en Rick hacia cualquier persona que no conozca, mostrando como, no solo en una, sino en dos ocasiones deja tirado a un chico - con trágico final - que les pide ayuda. Michonne también está en ese mismo saco, pero este capitulo le ha servido para ganarse un hueco en el grupo.

El trayecto de ida es una antítesis del de vuelta en todos los sentidos, Carl no quiere que Michonne forme parte de los miembros de la prisión, mientras Rick la ve como una buena aliada en el guerra contra el gobernador. El camino les conduce hasta el pueblo, donde descubren que el arsenal de la policía ha sido totalmente saqueado, lo único que les queda por hacer es recoger las pocas armas que hay repartidas entre algunos negocios colindantes de los que Rick sabe que escondían armas. Sorprende la tranquilidad con la que andan por las calles, parece estar limpio de zombies, palabra que aparece en muchas de las fachadas - Clear - además en un solar se observa una montaña de caminantes quemados. Los extrañados protagonistas llegan hasta una calle llena de trampas para no muertos - usando de manera inteligente a ratones como cebo y palos afilados para que se claven los zombies -  en los que sin previo aviso se ven atrapados entre las trampas y un extraño enemigo que les está disparando, como os imagináis se trata de Morgan. El tiroteo finaliza gracias a Carl, que le dispara en el momento justo para evitar que mate a su padre. Este chico está madurando muy deprisa, ha pasado de ser el pobre niño al que salvar - fue disparado allá por la segunda temporada - a ser el chico que te salva. Morgan queda inconsciente por le disparo al chaleco antibalas teniéndole que llevar a su refugio, si es una enorme sorpresa saber que Morgan es el extraño personaje, el descubrir que cuenta con un increíble arsenal es una sorpresa mayúscula. No ha pasado ni 15 minutos y tienen resuelto el problema de las armas, quizás por eso pierde mordiente el capitulo derivando a dos subtramas un tanto pilladas por los pelos, pero con sentido al fin y al cabo para desarrollar la profundidad de los personajes.


La primera subtrama es la que tiene a Rick y Morgan como protagonistas, ambos - tras perder a sus familias - transforman su ira, su soledad, su miedo, su tristeza en delirios, en locura. Morgan que ya sabíamos que había perdido a su mujer, narra como ella misma devora a su hijo Duane, así que sin nada ni nadie, solo se dedica a limpiar la zona de zombies. Mientras tanto, Rick se ve reflejado en esa locura, le entiende y sabe que le debe la vida, e intenta convencerlo para que se vaya con ellos, pero no lo acepta, sigue obsesionado en que tiene que limpiar todo de zombies, haciendo de ello una forma de redimirse, de ser castigado por  la debilidad que mostró al no poder matar a su mujer, esa debilidad que le ha costado la vida a su hijo.


La segunda subtrama gira entorno a Carl y Michonne, con la escusa de ir a por cosas para el bebe - a por una cuna en particular - Carl quiere recuperar un objeto muy valioso para él. Una foto en la que sale con  sus padres, Rick y Lori, un recuerdo por el decide entrar en un bar plagado de caminantes - nuestra dosis de zombies del capitulo -. Usando el truco de los ratones, consiguen entrar en el lugar sin ser vistos por los no-muertos, pero cuando tienen la foto en su poder, la pierde al huir de ellos. Michonne que le había acompañado -  que por cierto le ha dado un giro de 180º   a la falta de carisma del personaje, dándole más ternura a un personaje tosco, que había tenido la misma cara de palo hasta ese momento - saca su lado más dulce y guerrero para recuperar la añorada foto de Carl. Entiendo que este objeto es un símbolo de lo que ha cambiado el mundo, es un pedazo de sus propios recuerdos quizás con la intención de que su pequeña hermana pueda ver algo más que un mundo devastado por los zombies, ver la felicidad de su familia, ver a su madre Lori. La serie solo nos ha mostrado un Rick destrazo por la perdida, y a un Carl más duro, como si le hubiese afectado menos, pero estos pequeños detalles son los hacen que tengamos personajes cada vez más complejos, saliendonos del típico luchar para sobrevivir.


Como habíamos comentado, la vuelta a la prisión es una antítesis de la ida, con un Carl que parece haber aceptado a Michonne - tras el detalle de recuperarle la foto -, con una Michonne que le reconoce a Rick que ella también hablaba con su novio muerto, con las armas necesarias para combatir al Gobernador que era el objetivo principal del viaje y sobre todo el observar como el superviviente que les pidió ayuda ahora está despedazado, por lo que Rick para - esta vez si - para recoger la mochila del difunto joven.